viernes, 5 de agosto de 2011

Gesto y postura: encuentro entre el bebé y su mamá

Una de las primeras relaciones entre cuerpo y aprendizaje se constituye en el encuentro tónico-emocional entre el bebé y su mamá. El psicomotricista especializado en terapia psicomotriz intenta favorecer una armonía tónico-emocional y ejercer una acción transformadora del sujeto sobre el ambiente facilitando los aprendizajes. Para que esto sea posible, deberán alternarse movimiento y postura: un movimiento extemo visible -de desplazamiento- donde el sujeto transforma la realidad externa y otro movimiento interno no-visible donde el sujeto transforma su realidad interna.
"Sólo si sabemos y aceptamos que el niño desea derribar la torre de ladrillos, le resultará valioso comprobar que puede construirla".
D. Winnicott
Posiblemente antes de la torre sea el cuerpo... y en especial gestos y posturas deseen desarmarse por el placer que ello supone, pero sólo si sabemos y aceptamos que el niño lo desea, le resultará valioso comprobar que puede construirlos.
No todos los padres captan el placer del bebé por construir y por de-construir sus gestos y sus posturas, la expresión de satisfacción en su rostro cuando lo logra, luego de una prolongada y creativa "frase motriz". O no lo saben o lo inhiben, cortando una y otra vez la sintaxis del acto, colocando al niño en posturas siempre iguales y fijas. Muchos de los padres de nuestros pacientes con torpeza motriz, al relatar cómo eran de bebés, dicen:
"era un santo, comía y dormía..." gatear no, nunca gateó, eso sí: usó mucho andador..." "era muy tranquilo, el bebé ideal, de esos que ni te enteras que hay un niño en la casa".
Es del decir del bebé a través de la sintaxis de estas "frases", de la coordinación entre gesto y postura de lo que quiero reflexionar hoy.
Diálogo tónico, gesto y postura
Una de las primeras relaciones entre cuerpo y aprendizaje. se constituye en este encuentro tónico-emocional entre el bebé y su mamá -diálogo tónico-, a partir del cual en forma gradual irán discriminándose gesto y postura. Estos conformarán las sustancias principales que en forma armoniosa y dialéctica se coordinarán y se expresarán en la sintaxis de todo acto motor.
Cuando hablamos de gesto nos referimos a un movimiento con un significado compartido, donde significante y significado se irán construyendo en el devenir de la interacción madre- bebé.
Nos parece interesante lo planteado por el Prof. J. De Ajuriaguerra en su trabajo "Ontogénesis de las posturas: yo y el otro", donde señala que es en el transcurso de los intervalos entre los movimientos espontáneos del bebé y la interpretación que la madre le otorga, que ambos protagonistas se abren a la comunicación.
Jerarquizamos tanto para el niño como para la madre, el papel del intervalo, de la detención motriz, en el proceso de semantización de la realidad.
En el mismo escrito, De Ajuriaguerra plantea: "entendemos por postura una posición del cuerpo entero o de una parte del cuerpo: la postura sirve a menudo para la preparación de un acto y puede, además, ser la continuación de una serie de movimientos que conducen a un "estado". La postura, en ausencia de movimientos, corresponde a una estabilidad del cuerpo en una cierta posición". Vemos entonces que el gesto está más relacionado con el movimiento como transformación en tanto desplazamiento. Y la postura, más relacionada con un estado gracias al cual se sostiene y se interioriza dicha transformación con movimientos no visibles.
¿Y por qué nos parece tan importante esta dialéctica gesto, postura? No sólo porque hace al modo de ser-estar corporal de un sujeto en el mundo sino porque nos remite al tránsito desde el cuerpo hacia niveles de representación mental. Porque al decir de Bergés: "la función postural hace del cuerpo (en particular del eje) un receptáculo donde la postura tiene lugar de representación. El cuerpo no puede constituirse como parte del yo más que bajo forma de una imagen, inaugurada en la fase del espejo descrita por Lacan".
Pensando en aquellos pacientes bebés, preescolares y escolares que tienen "inestabilidad postural" (la postura se desarma y el gesto no aflora claro y singular, confundiéndose entre sí) o "fijeza postural" (gesto y postura parecen incompatibles), me resultó enriquecedor interrelacionar elementos de diferentes teorías del desarrollo, a los efectos de mejorar el proyecto terapéutico con dichos niños.
"Despegue" del gesto y la postura entre los 8 y 12 meses
El diálogo tónico entre madre e hijo se dará inicialmente en una relación cuerpo a cuerpo, donde en forma recíproca ambos protagonistas irán amoldándose y desamoldándose. El bebé irá descubriendo a través de su sensibilidad -y en especial de su tono muscular- lo que permanece y lo que varía dentro de su cuerpo, las envolturas que lo contienen y le pertenecen (tono muscular, piel) y las que no le pertenecen (vestimenta, brazos de la madre, paredes de su cuna). Así podrá discriminar lentamente su propio cuerpo del cuerpo del otro.
¿Qué sucede en este proceso de construcción progresiva y discriminación, con la génesis del gesto y de la postura? ¿Ambos existen desde el nacimiento como figura-fondo... como instancias diferentes?
Nivel neurológico:
hipotonía fisiológica del sexto mes
El bebé recién nacido no es capaz de adoptar posturas por sí mismo. Tampoco de realizar movimientos con un significado compartido (gestos). Su tono es disarmónico:
hipotonía de tronco e hipertonía de miembros, reflejos involuntarios dominan su cuerpo. A medida que el sistema nervioso madura y que el entorno inviste al bebé corporal y motrizmente, irán esbozándose posturas y gestos.
Es alrededor del sexto mes que ocurre lo que la neurología ha llamado "hipotonía fisiológica del sexto mes" que responde a un avance en la mielinización de las fibras de los diferentes subsistemas, lográndose una independencia cada vez mayor entre unos haces nerviosos y otros.
Nivel psicomotriz gesto y postura se "despegan" (H.WaIlon)
Esta homogeneización del tono tiene seguramente un gran impacto en el bebé a nivel propioceptivo. Cuando decimos propioceptivo nos referimos a aquella sensibilidad que nos informa de la posición de nuestro cuerpo en el espacio y que está íntimamente relacionada con la sensibilidad laberíntica y con los receptores de la sensibilidad anicular. Los diferentes segmentos de su cuerpo podrán ser movilizados en forma cada vez más independiente. con una clara intencionalidad. pudiendo detenerse en una postura-pausa para luego continuar en un gesto-acción.
Tal vez esta homogeneización del tono permite en forma cada vez más fluida que surja el gesto intencional, a la vez que el bebé siente las diferentes panes de su cuerpo conectadas e integradas entre sí conformando una totalidad. Citaré nuevamente a H. Wallon. en cieno modo incomprendido filósofo y psicólogo, quien nos dice que es alrededor del sexto mes que el gesto se despega de la postura. Uniendo estos conceptos con los de Piaget. podríamos decir que a lo largo del desarrollo, el bebé comprobará que gesto y postura son transformaciones de su cuerpo. A su vez, gracias a estas transformaciones, comprobara que su cuerpo es una constante. Si esto sucede así, no será necesario para el bebé construirse en el movimiento incesante ni en la inhibición motriz, con la consecuente fijación postural
Hacia la segunda mitad del primer año de vida, los cambios en el desarrollo psicomotriz ocurren en forma vertiginosa. El bebé rola. repta, se mantiene sentado, se sienta por sí mismo, se pone en "cuatro patas". gatea, se arrodilla. se hinca, se pone de pie. cae con apoyos, camina tomado de las manilos, camina alrededor de una mesa, aprende a caer de "cola", de frente, de costado. Hacia los 12 meses se desprende del suelo y accede a la verticalidad, con todo el valor simbólico que este hecho supone. Nos parece central destacar la poca importancia que se le da en general a esta construcción motriz, a estos cambios de posición, a estas posturas intermedias.
Nivel cognitivo
¿Y qué ocurre a esta edad en el cuerpo que estudia la epistemología genética de J. Piaget? Recordemos que para J. Piaget es en el cuarto período del sensoriomotor (8-12 meses) en que se aprecia una auténtica diferencia entre intención y acto. Hay una búsqueda activa del objeto desaparecido, pero el bebé aún no puede tener en cuenta los desplazamientos visibles. Lo más interesante de lo que dice Piaget es lo siguiente: "el bebé mira los objetos durante más tiempo antes de ejecutar un acto y realiza un conjunto de movimientos exploratorios relativos al objeto y no a sí mismo. El niño de esta etapa trata de comprender".
Por otro lado. me parece riquísimo lo que la secuencia "intención y acto" determina a nivel temporoespacial. En este subestadio. Piaget señala: "empieza a manifestarse una perceptible oposición entre el pasado, lo que puede ya hacer, y el futuro; los espectáculos y los sonidos a los que puede acomodarse y así imitar".
Nivel afectivo:
angustia del octavo mes; entonamiento afectivo
La segunda mitad del primer año es un largo período para el tiempo del bebé. Numerosos teóricos del psicoanálisis han jerarquizado diferentes construcciones en este lapso. Podríamos a grandes rasgos destacar a R. Spitz. para quien la "angustia del octavo mes" es un organizador del psiquismo y se refiere a la captación por parte del bebé de que su madre no es una prolongación de su ser. sino un ser separado de él. Por otro lado, D. Stern habla en esta etapa del entonamiento afectivo entre madre e hijo. como el momento de máxima comunión entre ambos. Tal vez "la angustia del octavo mes" y "el entonamiento afectivo" sean uno la contracara del otro. elementos principales a tener en cuenta en el momento de valorar en un bebé la dialéctica cerca-lejos en su proceso de separación-individuación.
Podríamos decir que el proceso de maduración neurofisiológico, de desarrollo afectivo y cognitivo, se traduce en una discriminación progresiva no sólo de unos haces nerviosos respecto de otros, no sólo del niño con respecto a los extraños, no sólo entre intención y acto. sino -y es nuestro especial interés- entre gesto y postura. Lo interesante sería reflexionar acerca de los intervalos entre una acción y otra, entre un cambio de postura y otro. Intervalos que marcan una ausencia que, si es tolerable, será tan sólo una pausa en la sintaxis del acto.
Clínica psicomotriz:
pacientes inestables y/o inhibidos
Nos centraremos para ilustrar estas reflexiones, en aquellos pacientes con buen nivel intelectual, más o menos sanos psíquicamente, que consultan por presentar inhibición psicomotriz y/o inestabilidad psicomotriz. derivados por la institución escolar a la que concurren pues no siguen el ritmo de aprendizaje marcado por el grupo. Son impulsivos, dispersos y lentos. Sus producciones son pobres y poco creativas.
Decimos inhibición y/o inestabilidad psicomotriz porque no necesariamente son sintomatologías opuestas Pueden coexistir en un mismo niño o predominar una sobre la otra. Lo cieno es que ambas, tal como lo plantea el Prof. J. Bergés, remiten al cuerpo como señuelo ante la mirada del otro e implican al cuerpo como receptáculo constituido en el vínculo primario con la madre.
Tanto en la inhibición psicomotriz como en la inestabilidad, encontramos que la alternancia entre movimiento (gesto) y detención del movimiento (postura) no es fluida y se encuentra rigidizada en uno de los polos. El niño inhibido no puede abandonar su postura estática o bien el niño inestable no puede detener el movimiento y mantener una postura estable y confiable. O se "aterra" a la postura y no se mueve con soltura o "desarma" la postura en un movimiento permanente y sin pausa. Lo mismo sucede a nivel de acción y pensamiento: son niños poco creativos, muy inquietos o muy inhibidos. Su capacidad de juego es pobre y el trabajo no deviene desde el juego.
Considero de suma importancia para nosotros los psicomotricistas los aportes del psicoanalista Víctor Guerra acerca de lo que él dio en llamar "falso self motriz". Al respecto destaca: "estos bebés no pueden hacer uso adecuado de su actividad motriz en el sentido de promover un proceso de autonomía y separación, sino que el movimiento "desaloja** de su lugar estructurante al juego creativo". Más adelante lo vincula con la dificultad para relajarse y vivenciar la no-integración, así como con la dificultad para entretenerse. La necesidad de que el niño disfrute los momentos de distensión, de "estar en barbecho", momentos de "no integración", son tanto o más importantes que los momentos de apropiación motriz. El movimiento desalojaría el juego creativo en un niño que no tolera la ausencia de movimiento ni la presencia de una postura atenta donde los procesos de representación se movilizan. La tarea sería detenemos a reflexionar acerca de la importancia de estos momentos de detención de la acción en el visible desarrollo motor así como en la estructuración psíquica.
Reflexiones finales
Podríamos decir que el psicomotricista especialista en terapia psicomotriz intenta favorecer una armonía tónicoemocional, así como una acción transformadora del sujeto sobre el ambiente, facilitando de ese modo la permeabilidad a los aprendizajes. Para que esto sea posible deberán alternarse movimiento y postura de un modo claro y singular, donde uno oficie de figura y otro de fondo en forma discriminada y alternativa. Vale decir, un movimiento externo visible
-de desplazamiento- donde el sujeto transforma, sobre todo, la realidad externa y otro movimiento interno no visible donde el sujeto transforma principalmente su realidad interna.

Fuente: http://www.elcisne.org