viernes, 5 de agosto de 2011

Encontrarle sentido al dolor


La llegada de un integrante con discapacidad a la familia es uno de los duelos más dolorosos y difíciles de resolver. A menudo el problema va acompañado de sentimientos de culpa, coraje, tristeza y desesperación. Por años los encargados de la rehabilitación y los padres han estado muy ocupados tratando de ayudar con terapias motrices o educativas, sin tomar en cuenta el dolor emocional que causa tener un familiar con necesidades especiales.
La mayoría nos sentimos infalibles y creemos que nunca vamos a sufrir un accidente que nos cambie la vida, ni estamos preparados para el duelo de tener un familiar discapacitado. Una vez que la realidad nos enfrenta, la desilusión es tan grande, que la mayoría no puede enfrentar el dolor y termina evadiéndose de la realidad, en lugar de darse la oportunidad de crecer.
Las personas que le han encontrado sentido al dolor, descubren sus capacidades para enfrentarlo y lo transforman en crecimiento espiritual. Es importante entender el proceso de duelo, ya que para aceptarlo es necesario conocer de qué se trata.
“No existe ninguna situación en la vida que carezca de auténtico sentido. El sufrimiento, la culpa y la muerte, pueden transformarse en algo positivo, en un servicio, a condición de que se salga al encuentro con la adecuada actitud y disposición”
Víctor E Frankl

La Etapas del Proceso de Duelo
Impacto, Negación, Coraje, Culpa, Miedo, Ansiedad y Depresión
Impacto.
Las personas de cara a la adversidad, básicamente están mejor o peor, nadie permanece de la misma manera.
Al enfrentar la discapacidad las emociones quedan embotadas, se presenta un estado de incredulidad, de shock. La sensación emocional es de tristeza, desesperanza, dolor moral que deja ver todo gris en la vida, con inseguridad de sí mismo y miedo al futuro. Efectos del estrés postraumático, un estado de confusión, desubicado en el tiempo, en espacio y aun en su persona. Todos los síntomas causados por la manifestación del proceso de duelo, que los muestra ansiosos, enojados, en negación, culpables, deprimidos o temerosos, es el dolor del alma o del espíritu.
Negación.
La negación es una fase del duelo como curso normal al tratar de manejar la pérdida, es un proceso en el que actúan las defensas inconscientes con respuestas variadas y absurdas consecuencia del trauma. Una especie de anestesia generalizada. Algunos se evaden, se encierran en sí mismos ¡Aquí no pasa nada! Otros en cambio se muestran agresivos sin tocar el tema. En contraste otros presentan un episodio maníaco en el que el estado de ánimo es elevado (eufórico) con aumento de las actividades placenteras, de la autoestima o grandiosidad, fuga de ideas y con disminución de la necesidad de dormir.
También se presenta “El Pensamiento Mágico” buscando curaciones milagrosas de charlatanes que pueden complicar la aceptación de la realidad. La Negación se apodera del tiempo que se necesita para despuntar en la lucha del impacto inicial y confrontar la ruptura de los sueños, tiempo preciso para encontrar los recursos necesarios en el manejo de la crisis.
Presentar una discapacidad es un golpe duro a la autoestima y a la confianza en sí mismo para lo que nadie esta preparado
Coraje.
Cuando se enfrenta una pérdida significativa, una intensa sensación de justicia es modificada ¿Por qué a mí? El coraje es el medio por el cual la persona redefine la imparcialidad y la justicia en niveles profundos de la aflicción.
El coraje, a diferencia de los otros estados del proceso de duelo, se dirige hacia alguien o hacia algo. ¿A quién o a qué se dirige el coraje? La respuesta es tan complicada que la mayoría trata de evitarla. El coraje puede desplazarse como mecanismo de defensa hacia otras personas: a los profesionales, al cónyuge, a los hermanos o a Dios reclamándole justicia.
Expresar el coraje es saludable, quita los obstáculos del camino para poner las cosas en su justo lugar, es una energía que prepara para la aceptación o la búsqueda de solución. La ira no expresada se convierte en resentimiento que daña severamente la salud, si se dirige hacia sí mismo causa depresión.

Culpa.
Una manera en que se manifiesta la culpa es con el convencimiento de que la discapacidad es un castigo moral por acciones o conductas de un pasado inapropiado. A través de creencias de que las cosas buenas le pasan a la gente buena y las malas a la gente mala, sienten culpa y vergüenza de merecer el castigo.
No es saludable cargar con sentimientos de culpa, porque con el tiempo se convierten en una deuda que causa intereses difíciles de pagar. Un mecanismo de defensa inconsciente llamado formación reactiva que se paga con sobreprotección.
La culpa es un fenómeno socio cultural que compartimos en el inconsciente colectivo, una forma de comportamiento que consume una gran cantidad de energía. Si se logra hacer sentir culpable a otro es fácil que admita responsabilidad por cualquier cosa y acepte sus demandas y normas.
Miedo.
El miedo es una respuesta natural y absolutamente sana frente a un peligro concreto. Se convierte en un problema cuando no podemos identificarlo y como consecuencia se convierte en miedo al miedo. El miedo condiciona, limita, restringe, distorsiona impide enfrentar los nuevos retos.
Cuando no se identifica causa ansiedad, posteriormente ataques de ansiedad, cuando se va incrementando se manifiestan ataques de pánico.
Entra por dos canales: por la percepción y por la imaginación. Es a partir de un estímulo que la imaginación hace una película con final trágico que pone en alerta el sistema de alarma: correr o pelear es la respuesta como instinto de sobrevivencia. Se vuelve patológico cuando la parálisis y la angustia aparecen y se pierde la posibilidad de acción.
El miedo de cara a la discapacidad se presenta de varias maneras: a no ser lo suficiente, a tener otro hijo con discapacidad, a como se va a enfrentar el mundo en el futuro, a… Krishnamurti afirmaba que el miedo es un invento del pensamiento.
Ansiedad.
La ansiedad es un comportamiento acelerado pero desorganizado con hiperactividad improductiva, sin coherencia, en el que se hacen muchas cosas pero sin consistencia, de tal manera que no resulta de ello ninguna empresa o proyecto cotidiano de mayor plazo razonablemente productivo. La persona se muestra acelerada pero su comportamiento no tiene un orden racional organizado.
Al presentarse la discapacidad se camina a través de cambios dramáticos, que afectan las prioridades, valores y creencias, además de alterar las rutinas diarias. Estos cambios requieren un gran manejo de energía. La ansiedad consume la energía que se necesita para llevar a cabo los cambios necesarios en los nuevos retos que se presentan.
La ansiedad no es en sí patológica y en cierta medida resulta inevitable. Sin embargo, participa directamente en producir desordenes psicosomáticos. La ansiedad normal cumple funciones útiles ya que incrementa la prontitud para la acción inmediata y le da sabor a la espera de algo placentero. La persona moderadamente ansiosa está preparada para vigilar, se muestra cauta para la toma de decisiones y bajo la influencia de una ansiedad intensa llevan acabo hechos superiores a sus fuerzas.
Las personas ansiosas son rechazadas, la consigna general es: ¡Cálmate, tranquilízate! Ante la imposibilidad de poder llevarlo a cabo, recurren a los fármacos, al alcohol, o se atrapan en cualquier tipo de trastorno obsesivo compulsivo como la comida, a gastar en exceso, la limpieza, en la tecnología o al exceso de trabajo como evasión al problema.
Si no se puede hacer nada en una situación que pone ansiosa a una persona, se sufrirá de tensión, de preocupación y con el tiempo se sentirá agotada. La tensión afecta la salud, aumenta la presión arterial, hiere el estómago, la piel, el corazón y toma a los nervios como rehenes. Se considera patológica cuando nada parece que la justifique, cuando se presentan fobias, o cuando interviene seriamente en la vida de la persona.

Depresión.
¿Debilidad o enfermedad?
La depresión es una señal de derrota interna, aparece como causa evidente de la pérdida. El deprimido deja de tener registro de los estímulos y vivencias de la emoción por lo que desaparece la necesidad de respuesta. El que padece depresión se siente mal por sentirse mal, siente vergüenza y trata de ocultarlo o reprimirlo, ya que algunos de los síntomas de la depresión son los sentimientos de culpa exagerados.
A la depresión que nace de una causa evidente se le llama Depresión reactiva-duelo, o Depresión exógena.
La mayoría de las personas en proceso de duelo pueden mejorar el estado de ánimo deprimido expresando los sentimientos con el consuelo de la familia, los amigos o de los grupos de apoyo. Sin embargo, cuando es persistente se pierde la capacidad de maniobra y cuando el dolor se vuelve intolerable se requiere ayuda profesional.
La depresión es un trastorno con síntomas específicos causado por un desequilibrio bioquímico en el sistema Límbico, una región del cerebro que controla las emociones como el temor, la ira y el hambre. Cualquier cambio químico que ocurra en el sistema Límbico causa abundantes síntomas afectivos, conductuales y mentales.
En la depresión se pierden la seguridad para la toma de decisiones; el deprimido no siente sensación y no siente sentimiento. Sin embargo también tiene su ganancia secundaria, se presenta como mecanismo de defensa inconsciente, se deja de tener registro del estímulo y vivencia de la emoción. En el deprimido desaparece la necesidad de respuesta y este mecanismo funciona como evitación de la situación terrible que se está viviendo.
Causas de Depresión.
Factores Predisponentes: Pérdidas tempranas en la vida, padres emocionalmente distantes, atmósfera hogareña constantemente agresiva, falta de apoyo en el crecimiento, abuso sexual o físico al menor, herencia.
Factores Recientes o actuales: Pérdidas interpersonales, pérdidas existenciales, pérdida de un sueño, conciencia de la propia mortalidad, eventos que disminuyen la autoestima, enfermedad física, estrés prolongado
Factores Biológicos: Efectos colaterales de los fármacos, alcoholismo y/o abuso de sustancias, enfermedad física, cambios hormonales, depresión endógena por mal funcionamiento bioquímico.
Síntomas.
Estado de ánimo persistentemente triste ansioso o de “vacío”, sensaciones de desesperanza o de pesimismo, sentimientos de culpa, de inutilidad, de incapacidad, pérdida de interés o placer (anhedonia) en actividades que se disfrutaban incluyendo el sexo. Aumento o pérdida de peso, disminución de energía, fatiga o decaimiento, inquietud, irritabilidad, dificultad en concentrarse y en la toma de decisiones, pensamientos sobre la muerte o el suicidio, síntomas físicos persistentes que no responden al tratamiento, como dolores de cabeza, desórdenes digestivos y dolor crónico.

Recomendaciones.
Los sentimientos necesitan la luz del sol, día tras día, hasta que el aire fresco haya eliminado la fría humedad.
• Mejorar la calidad de las relaciones familiares de los que experimentan el sufrimiento de la discapacidad, de tal manera que puedan generar recursos para enfrentar positivamente los retos de la sociedad actual concientes de la importancia de desarrollar las cualidades humanas a través de encontrarle sentido al dolor y transformarlo en crecimiento.
• Describir las fases del proceso de duelo al que nos enfrentamos ante cualquier pérdida.
• Apoyar a la familia en la gama de ajustes y cambios que provoca el recibir un diagnóstico de discapacidad en el seno familiar.
• Motivar a los profesionales de la salud a desarrollar actitudes más honestas y humanas, no sólo dedicadas a la rehabilitación sino a la promoción de una vida familiar más sana.
• Proporcionar a las familias Terapia grupal para la solución creativa de problemas.
• Proporcionar a los afectados discapacitados y sus familias terapias de salud Complementarias (Homeopatía, Acupuntura, Masaje Terapéutico, Quiropráctica, entre otras)
• Proporcionar cursos de conocimiento sobre el proceso de duelo dirigidos a las personas involucradas en la discapacidad y a los encargados de elaborar las políticas correspondientes.
• Sensibilizar a los ciudadanos de la necesidad de incorporarse ante una realidad social a las personas que padecen una discapacidad física o mental
• Fomentar el Espíritu de servicio

Fuente: http://www.depsicoterapias.com